Visitar los lugares tanto de día como de noche es una experiencia que enseña. Las cosas son muy diferentes a lo largo día, en un parque de noche ya no hay vendedores locales de comida orgánica ni niños corriendo de un lado a otro, hay campamentos de scouts que miran a las constaleciones o hay gente que apenas llega del trabajo y saca a pasear a sus mascotas.
La gente se casa de noche y hay melodías en las iglesias, la gente se confiesa y va a misa cuando es de día. Los restaurantes y clubs nocturnos están más vivos que nunca, pero las loncherías y las fondas ya cierran. La noche refresca y esta llena de misterio. En el día no hay límites para explorar el ojo te avisa de lo que te rodea y está todo lleno de colores.
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