Mi diario de Aventuras: Exámen de Admisión

Nunca había tenido que desayunar, comer, cenar, y volver a desayunar fuera de casa en tan poco tiempo. Hace unos momentos estuve con unos amigos de mi tierra y me animó mucho verlos. Casi no tenemos oportunidad de reunirnos, unos que no pueden porque tienen mucha tarea y exámenes y otros porque viven fuera y bueno yo porque también tengo tarea y exámenes. Ay! la universidad.

En fin, nos encontramos por San Jacinto y desayunamos en un restaurante mexicano muy colirido y con buena comida, luego para bajarnos la comida, paseamos por un tianguis donde los artistas locales presentan sus cuadros y después nos dirigimos al metro para llegar a nuestro próximo destino.

Llegamos al Ex-convento de Churubusco y nos recibió un Maximiliano muy moderno que no le temía a las cámaras pero sí a salir feo en la foto. Al recorrer el convento confirmé que sí hubiera sido monja: tenían jardines muy bonitos y acceso a una gran variedad de títulos. Hubiera sido padre si al haber vivido en esa época hubiera sido monja.

Ya después de visitar el convento nos dimos cuenta que no habría tiempo de acompletar el itinerario que había planeado, entonces mejor lo dejamos para otro día y fuimos a comer a un restaurante japonés que me habían recomendado. Aunque el lugar se veía medio raro por fuera, la comida estaba deliciosa y la atención es bastante buena. Probé pollo aunque sólo fue por razones culturales y sigo aferrándome a mi vegetarianismo, en el pollo teriyaki lo que sabe bien es la salsa.

Bueno, luego nos dirigimos al tren ligero y así fue como mis amigos lo conocieron, y al llegar al Colegio Madrid nos encontramos con nuestros amigos que aspiran a la UNAM, la verdad me emocioné bastante al verlos, ya los extrañaba. Y después fuimos al centro de Coyoacán y el servicio fue pésimo en el "Café de arriba" tardaron mucho en tomar nuestra orden y fueron groseros al momento de darnos el cambio.

Ya que despedimos a nuestra amiga para regresara a nuestra bonita tierra, nos dimos a la tarea de pescar un taxi en ese frío loco que había. Y así hasta que llegamos sanos y salvos a casa de los ITAMitas.